jueves, 21 de enero de 2010

Problemas éticos

Entró a clase con 20 minutos de retraso. Alguna mejoría que el día anterior cuando llegó 35 minutos tarde y cuando casi todos los alumnos ya se habían retirado. Se presentó como el maestro de ética. Dió su nombre y luego comenzó una perorata en la que explicaba que no tenía mucho sentido que se impartiera tal materia, pues todos estaríamos de acuerdo en que los valores se habían perdido y que no había modo de que con una clase se pudiera remediar la situación. Ni modo que al terminar la clase, luego de tratar de presentarnos un panorama determinado pudieramos ponernos de acuerdo y nos tomaramos de las manos para cantar canciones de amor y paz. Por tanto, en lugar de dar clases de ética él proponía un programa alternativo, el cual le había rendido mejores frutos. Nos dijo que la clase consistiría en leer libros y luego contarselos. Como la carrera de letras consistía en leer libros, tendríamos que leer 15 libros durante el semestre y luego venir a la clase a "platicarselos". Debíamos traer el libro para que lo firmara y así tener un registro. Mencionó que en otras carreras donde ha propuesto su plan les pide a los alumnos que lean un solo libro, pero dado que nosotros leemos más, pues justo era que leyeramos 15. Pregutó la opinión de los alumnos y éstos respondieron que eran muchos, ¿qué tal si leemos 10? Aventuró alguien. El maestro estuvo de acuerdo y pasó unas listas con los nombres de los libros que proponía. La lista (y la clase a mi ver) estaban para llorar. Algunas "perlas" las reproduzco aquí: "los niños índigo", ""el aura y sus colores", "la biblia", y otros que ni recordar quiero.
Salí del salón sin poder creer lo que había escuchado. Pensé que al día siguiente el maestro volvería y nos diría que lo dicho el día anterior era una gran falta de ética y que durante el curso nos mostraría por qué. Nada más alejado de la realidad. Al día siguiente el maestro seguía en sus trece. Repitió lo mismo y se escudó diciendo que esa era su manera de "rescatar" a un país en el que las librerías están desapareciendo. Y que solo debemos "contar" lo que dice el libro, sin análisis de por medio, volver a los origenes de la lectura, solo el "gozo" que puede proporcionar ese "bello" ritual.
Luego de escucharme lanzar al viento mis quejas en cuanto a la falta de ética del maestro de ética he escuchado muchos comentarios. Que si es mejor así, pues en tres patadas terminaríamos con la materia para concentrarnos en lo que realmente importaba. Alguién más me animaba a que hablara con el mismo maestro y le expusiera mi inconformidad o con algún directivo para buscar una solución. Y aquí me asaltan varios escenarios posibles.
1. Que el maestro se enoje y al fin y al cabo me dé una mala nota, que realmente no necesito.
2. Que mis compañeros se enfurezcan al tener que llevar la materia como se debe, con exámenes y todo, luego que podrían pasarsela tan bien y a sus anchas, pues esos 15 libros o más tendríamos que leer de cualquier manera a lo largo del semestre, con análisis y más.
3. Que por más que me queje, debido al sindicato de maestros, no se logrará modificar en nada la actitud del maestro, y volvamos al punto 1.
¿Problemas éticos? ¿De quién? Pues al parecer solo míos, el mestro no tiene ningun problema, mis compañeros tampoco y yo, ética he llevado en la escuela y en la vida, lo cual no me hace una persona con más o menos ética. Pero creo que al menos si puedo distinguir entre conductas éticas y las que no lo son.
Estaba muy orgullosa de las mejorías en la Universidad de Sonora. Ahora no lo estoy tanto. Ya les contaré de mi visita a la librería Universitaria. Pero como en el mundo... hay cada persona!!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

... y sus cejas? qué tal. ética, una palabra en otro idioma!!!

Anónimo dijo...

Me encanta tu libertad en la soltura de tus palabras y cómo nos dejas entrar a las escenas de tu vida cotidiana que nos narras. ¿Sabes?, imparto Ética, y me gustaría que muchos de mis alumnos realizaran en los actos de su vida significativos una ética crítica como la que tú practicas. Un beso.
Amelia