viernes, 29 de abril de 2011

Necedad

El sol inclemente del desierto me robaba el líquido que necesitaba. Un dolor que provino del (desconocido) centro de mi ser me provocó el llanto. Con esas lágrimas pude humedecer de nuevo la tinta de mi pluma.

Quise empezar a escribir de nuevo luego de meses de no hacerlo. Tomé mi cuaderno y busqué mi pequeña pluma fuente. Nada. No salía ni una palabra, por más que me esforzaba. Se (te) acabó la tinta. Cambié el tubo de tinta y traté de nuevo. El mismo resultado, no salían más que pequeños manchones. Luego, la pluma destiló una gota que se secó inmediatamente sobre el papel de la hoja anversa del cuaderno. Un punto en la hoja de atrás.

Al siguiente día me empeñé de nuevo, y empezó a fluir la tinta y las palabras!!!!

"Escribiras con dolor" sentenció el dios del viento a la princesa Ameyhale cuando ésta le robó la palabra. Es un cuento de un taller de escritura femenina. Pero tal vez sea verdad aunque no exclusiva de las mujeres, sino de todos los que escriben. Porque antes había leído que los escritores son seres inconformes y frustrables me atrevo a añadir. Si no, cómo explicar la manía de estar corrigiendo constantemente. Duele escribir, pero más duele no hacerlo y ese dolor es el que se requiere quizá para escribir. Tal vez ese dolor es al que se refería el dios del viento y no necesariamente a una maldición para aquellas mujeres que se atreven a adueñarse de la palabra. Y eso es solo otra visión del mundo, mi visión.

Durante estos meses de "sequía" pensaba en escribir, pero solo lo pensaba. Me dormía pensando en personajes, en posibles historias y poemas que nunca llegaban al papel. Ni a la computadora. Pero sentía que era importante empezar por el principio más elemental. Escribiendo directamente sobre una hoja con tinta. Por eso me contuve cuando pensé que si la pluma se había secado, bien podría utilizar la computadora. Me resistí. Y me alegro. Ya sé que no hay que negarse a la tecnología, pero si inicio con papel y tinta creo que puedo estar más en contacto con lo físico, con mi ser. Después de todo así empecé, escribiendo en un cuaderno sobre mi cama.

Esta entrada es para mí, permitiendome utilizar el nombre de mi blog. De mí para mí. Para retomar esta aventura de escribir. Esta necesidad de hacerlo o ¿será necedad? Una sola sílaba de diferencia y un mundo de posibilidades, que están escondidas en la tinta. A encontrarlas!

1 comentario:

Hey Jude dijo...

Que bueno que todo empiece a fluir, Rebeca.
Te mando un abrazo intermitente.